“La Universidad Bolivariana, es motor, es vanguardia, es caballo, es lanza, es bandera, de un nuevo modelo educativo de liberación. Ustedes son actores fundamentales de esa vanguardia, siéntanse orgullosos mujeres y hombres”
Fragmentos del discurso del Presidente Hugo Chávez, Caracas, 08/11/2003, en el marco de la inauguración de la sede UBV Zulia.
Fragmentos del discurso del Presidente Hugo Chávez, Caracas, 08/11/2003, en el marco de la inauguración de la sede UBV Zulia.
domingo, 7 de noviembre de 2010
La urgencia de decir y comunicar
Por
Orlando Vilalobos
Director del CICI
http://cici-luz.blogspot.com/
Los cambios sociales y políticos que experimenta América Latina necesitan análisis y traducción, debate y controversia; merecen un registro que trascienda el momento coyuntural que nos acosa. De allí el llamado, convencido y comprometido, de juntar emociones y urgencias para producir un nuevo texto que estimule la investigación y la mirada crítica, sobre lo que sucede en las costas latinoamericanas, y en nuestro caso venezolanas.
En esta época, América Latina experimenta un momento de revisión y relanzamiento, que en mucho puede ser aprovechado para generar transformaciones cualitativas y democráticas; justicieras y verdaderas. Estamos en el ciclo de las democracias populares, que se caracteriza por las pretensiones de cambio, que se anima a proponer un liderazgo emergente. Venimos de décadas de estancamiento que desestimularon el ejercicio democrático y ampliaron las brechas de la exclusión y de la desigualdad social.
En las décadas de los años 80 y 90 fue el periodo del neoliberalismo. Se dijo que había que desinventar el Estado, hacerlo lo más pequeño posible. Se articuló el discurso que de tanto repetirlo se convirtió en credo oficial: el Estado no debería seguir jugando el papel de fijar barreras jurídicas, comerciales, económicas y educativas. Todo era un mercado que había que conquistar y una mercancía. Las consecuencias son conocidas. La ciudadanía resultó mutilada. Dicho de otro modo, los derechos ciudadanos, sindicales, educativos se vieron reducidos y muchas veces eliminados. Antes, en los 70 y todavía en los 80 prevalecieron las dictaduras militares, con represión generalizada, persecución del pensamiento crítico, desaparecidos, cárcel y exilio para muchos que se atrevieron a proponer imaginarios diferentes.
Venimos de esos mundos difíciles y estamos convocados a interpretar las tendencias actuales para levantar nuevas opciones y alternativas. Ese es el reto que tenemos por delante en el campo de la comunicación, porque en él se hacen visibles y palpables los contrastes y los desencuentros. Comunicación significa encuentro, diálogo, disposición para “poner algo en común”; ánimo para el debate, sobre todo cuando se asume desde una perspectiva intelectual, abierta al aprendizaje. La comunicación es campo fértil para el intercambio y para construir respuestas actuales y futuras, que faciliten el ejercicio democrático, diverso, para darle forma y posibilidad de expresión a la convivencia humana.
Desafortunadamente, hay una lectura de la comunicación que no ayuda, ni facilita la construcción de ciudadanía y democracia. Es ésa, lamentablemente tan extendida, que la hace equivalente con aparato mediático, con plataforma comunicacional que se coloca al servicio de élites endiosadas y prejuiciadas, alejadas de los temas corrientes de la ciudadanía.
Este es el debate que se propone aquí; ése que arriesga, que se muestra inconforme frente a la explicación superficial y complaciente. Por tanto, las nociones y prácticas comunicacionales son sometidas a la evaluación indispensable, para analizar y criticar, para evaluar desde cerca la ruta transitada, pero sobre todo para repensar el camino.
En este caso, la mirada crítica se ejerce desde la experiencia venezolana de los últimos años. Para cumplir con los propósitos de una obra colectiva se incluyen un conjunto de ensayos, que responden a ópticas diferentes y se exponen desde temáticas distintas.
Con esa finalidad, Luis Britto García analiza que los medios son armas poderosas, demasiadas veces utilizadas con fines terroristas. Advierte sobre la creación de partidos mediáticos que buscan aplastar al ciudadano con sus prejuicios y alud de intereses.
Ana Irene Méndez se orienta a partir de la hipótesis de que la mayoría de los venezolanos, ofuscados por los productos simbólicos de los medios, no pueden hoy distinguir entre la ficción y la realidad, entre el simulacro y la genuina representación de la realidad.
Juan Romero y Yessica Quiñónez evalúan las transformaciones ocurridas, en la forma de relacionarnos con la información, a partir del incremento del uso de Internet. Steven Bermúdez explica que el acceso a la información es ahora más abundante pero no por ello más democrático. Demuestra que la sobredimensión de la información en los espacios públicos ha crecido directa e inversamente a su calidad.
María Colina y Guadalupe Oliva analizan, mediante un estudio empírico, el tratamiento que los diarios regionales del occidente venezolano dieron a las informaciones políticas y económicas durante el paro nacional ocurrido entre diciembre 2002-febrero 2003. Rosario Fonseca describe el fenómeno que permite a los medios desempeñar un papel clave en la construcción de identidades emocionales, que forman parte del código utilizado para relacionarse e interactuar con otros.
Lisbeth Rosillón y Orlando Villalobos se interrogan e investigan sobre las formas de participación ciudadana y sobre la incidencia que la comunicación tiene sobre éstas, para establecer si efectivamente se avanza en el terreno de la organización popular.
Robinson Salazar y Melissa Salazar en “Misión y terror en los medios” exponen la tesis de que la fortaleza atractiva del discurso mediático hace gala de los mejores recursos, incluyendo el melodrama, para lograr sus metas y expectativas de conseguir la dominación a través de la fuerza. Esa validación, de los métodos de las instituciones de defensa, tiene como propósito persuadir de la idea de la sumisión de otros países a la supremacía militar de Estados Unidos.
Fanny Ramírez ofrece las claves para explicar la intervención de los medios masivos como factores generadores de la identidad del país. En su trabajo detalla cómo se produce esa mediación que influye en la identificación o percepción que las personas llegan a tener de esa organización social macro que es el país. Finalmente, Luz Neira Parra debate sobre los cambios ocurridos en Venezuela en el plano comunicacional.
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