¿Todavía alguien lee sobre Venezuela en ABC? Porque si es así, que nos lo comunique, sea de izquierda, derecha, rubio o moreno…
Supongamos que lo hiciese con absoluta sinceridad; descubriríamos en sus palabras que, realmente, y tal como lo llevan planteando los expertos de la comunicación, que lo hace por encontrar reflejadas sus opiniones. No culpemos a esa persona hipotética que tenemos en mente. La mente humana busca la economía y la rentabilidad de esfuerzo, y es, en este sentido, “conservadora”. Esto se conoce como la “ley del mínimo esfuerzo”: cuando la información que llega a la mente y no coincide con las creencias que tenemos almacenadas en la memoria, resolvemos el conflicto a favor de las creencias o esquemas ya instalados, es decir, nos autoengañamos o autoconvencemos (según el caso). Nunca recibimos un código parcialmente: cerramos con la información que falta, concediéndole una tarea y un peso fundamental a nuestras creencias, porque resulta más cómodo no cuestionarnos a nosotros mismos.
Es por ello que es hipócrita esgrimir abiertamente argumentos como “la gente es tonta”, o “se dejan engañar”, cuando en realidad se trata de que la gente “es vaga” o mejor, “hostil ante lo diferente”. La información que coincide con nuestras expectativas la “dejamos pasar” y la recibimos con beneplácito. Pero lo que nos parece incongruente con nuestros esquemas, estereotipos, prejuicios, lo ignoramos, al menos a priori, lo entendemos como "sospechoso" o simplemente lo alteramos para que concuerde con nuestras ideas preconcebidas.
El propagandista norteamericano Walter Lippmann, ya en 1922, aunque en un paradigma conductista afortunadamente hoy superado, llegó a afirmaciones muy acertadas y hoy tan válidas como en su contexto original, sobre recepción, papel de los mass-media, psicología de la comunicación economía de lenguaje…
«Nuestra manera de clasificación social consiste en que definimos primero y luego percibimos, no al revés, como se cree» […] «No es posible que los ciudadanos sean omnicompetentes, es decir, capaces de emitir juicios razonados sobre cualquier asunto social» […] «En los estados modernos, las decisiones no se toman por la interacción de las cámaras legislativas y el ejecutivo, sino de éste y la opinión pública» […] «Nuestras opiniones son la reconstrucción de lo que otros han narrado y nosotros nos hemos imaginado». «El sistema moral de cada uno descansa sobre su versión aceptada de los hechos. Creemos en el absolutismo de nuestra propia visión, y en consecuencia, toda oposición se nos antoja peligrosa por naturaleza» […] «Es así como al capitalismo y al socialismo les separa una diferencia de percepción, que viene impuesta por las diferencias existentes entre sus modelos».
Bueno, creo que lo pilláis. No es algo exclusivo; muchos otros lo han definido en sus correspondientes disciplinas (aceptables siempre y cuando no caigan en determinismos, ni científicos ni sociales...)
Y respondiendo al titular, sí, todavía hay quien lee ABC internacional. 465 comentarios así lo demuestran en la noticia titulada “Chávez advierte que reprimirá con armas al igual que Gadafi” [27/03/2011].
En un acto pedante y escatológico, he revisado esa pila de comentarios, o al menos los que me ha dado tiempo, y he podido comprobar (ahora soy yo quien actúa bajo mis propios filtros) que ABC oculta los mensajes que tienen más de 10, 15 o nosecuantos votos. Curiosamente, y esto lo pueden comprobar, la mayoría de los comentarios con votos negativos tratan de argumentar la blasfemia de ABC; no insultar u otros asuntos comunes en foros abiertos de este tipo.
Pero centrémonos. La autora de esta noticia es la malfamada Ludmila Vinogradoff, que entre otras cosas ha podido entrevistar a líderes militares de la revuelta de 1992, incluso en 1999 parece que llegó a entrevistar a Hugo Chávez. Una entrevista que, si se detienen un minuto en ella, por su carácter anecdótico e histórico, encontraríamos un debate paralelo sobre cómo no entrevistar: estilo aparentemente directo, opinión desde el comienzo, tergiversación, dispersión... Texto del que destacdo el final:
«Si en 2 o 3 años aumenta el descontento popular por la crisis económica ¿usará la fuerza pública como en el caracazo? -No sea tan pesimista. Eso no va a ocurrir jamás en Venezuela. Estoy seguro».
Olvidemos este cara a cara del pasado. A lo que iba: esta periodista, y con razón, ha sido atacada con diferentes tonos y modos en internet:
Aporrea: José Sant Roz: En un reportaje que envió para El País sobre el golpe del 11 de abril de 2002, esta hija mimada del polanquito Bobolongo, sin prueba, análisis ni investigación periodística de tipo alguno señaló que los muertos eran responsabilidad exclusiva del presidente Chávez.
Cubainformación: …La inmoral manipulación de las corporaciones de medios de comunicación contra Venezuela, e incluso menciona específicamente el caso de la alfabetización, aunque no menciona las falsas cifras y fechas a las que hice referencia. Son crónicos los casos de El Universal, Globovisión, Ludmila Vinogradoff, y buena parte de la prensa venezolana y española, incluyendo El País…
Elotropaís: …la colaboración servil de EL PAÍS con los golpistas ha sido ilustrada de manera inequívoca por la actuación de la jefa de su oficina en Caracas, Ludmila Vinogradoff, asesora y amiga personal del magnate Gustavo Cisneros…
Blogger 1: La corresponsal de El País en Caracas, Ludmila Vinogradoff, asesora y amiga de Gustavo Cisneros, promovió una verdadera campaña de apoyo a los golpistas.
Blogger 2: «Para ud., Presidente Chavez ¡¡Lea como esta repugnante e inmoral periodista, corresponsal de ABC de España, suplanto la identidad de una hermana de la juez Afuini para hacerle una entrevista!!»
Blogger 3: LA ASQUEROSA LUDMILA VINOGRADOFF SE REGODEA EN LA MUERTE DEL INCA VALERO...
Blogger 4: A través de una Investigación realizada por Izquierda Unida sobre la participación de España y de EE.UU en el golpe de estado de Venezuela Madrid, 23 de mayo de 2002 José Manuel Fernández Asesor parlamentario de IU: La corresponsal de El País en Caracas, Ludmila Vinogradoff, asesora y amiga de Gustavo Cisneros, promovió una verdadera campaña de apoyo a los golpistas o y amigo de Carmona y Cisneros…
Blogger 5: Ludmila Vinogradoff, corresponsal de El País en Caracas, en reportaje emitido en directo el 13 de abril a las 22 horas de la noche por CNN Plus (otra sucursal del polanquismo), aseguraba que existía un video con la renuncia de Chávez. Nos gustaría verlo...
Blogger 6: En varias oportunidades les he manifestado el desagrado, que como venezolano y lector, me producen las crónicas que desde Caracas firma la periodista Ludmila Vinogradoff. Ellas son un irrespeto a la normas que El País tiene establecidas en su “Manual de Estilo” y constituyen así mismo una violación a los principios éticos que deben regir la profesión del comunicador social. Cada una de las crónicas que remite son un ejemplo de falta de objetividad, por lo cual no me cuesta decir que la información que suministra, no es una información veraz. Con lo que también violenta los preceptos a los que se refieren los artículos 20, literal ‘d’ de la Constitución Española, y 58 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
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Personalmente, no pretendo nada con respecto al trabajo de Ludmila. Es una persona que ha desarrollado, sólo en ABC, 164 noticias, y que ya en los 90 colaboraba en El País, y antes en medios venezonalos, por lo que debe saber mucho más que yo de Chávez y de Venezuela.
Sin embargo, la credibilidad de Ludmila se desmonta con facilidad, al publicar noticias como “Papel higiénico con foto de Chávez” [17-4-2010], y argumentando cosas como «se ha agotado en las tiendas de Miami, México, Bogotá y otras ciudadades latinoamericanas, a excepción de Caracas y La Habana donde suponemos están prohibidos». Entiendo que el humor es un imperativo social generalizado, pero no debe superponerse dentro del mensaje como si el humor fuese el propio mensaje. El humor es un recurso, y Ludmila tampoco sabe utilizarlo con inteligencia.
Concretamente, la noticia de ABC, o en conjunto, las últimas publicaciones de Ludmila en dicho periódico, en las que relaciona a Gadafi con Chávez en ese eje imaginario de socialismo colaborativo en armas, son igual de tramposas. Tanto en la noticia "Chávez refuerza la milicia como su guardia pretoriana" [26/03/2011], como en la que habéis enviado (la de los quinientos comentarios), “Chávez advierte que reprimirá con armas al igual que Gadafi” [27/03/2011], Ludmila se permite hablar así (noten la evolución en las formas verbales):
1) Chávez advierte que no intervengan en Venezuela como en Libia [20-03-11]
2) «...convierte a la milicia en una especie de guardia pretoriana del comandante en jefe para que lo defienda en caso de perder las elecciones en el 2012 y reprima a los que protesten como ocurre en las revueltas de los países árabes» [26-03-11]
3) Un día después, Ludmila lo tiene claro, y lo descubrimos en el cambio de las formas verbales: «…reprimirá una revuelta popular en Venezuela de forma similar que lo está haciendo su amigo Muamar Gadafi en Libia…» [27-03-11]
En sólo unos días, unas declaraciones de Chávez de advertencia se convierten por arte de magia, en una clónica noticia, en represión (de hecho es la única modificación entre una noticia y otra). Del habla al acto. Pero en sólo 24 horas, el texto ha pasado de un grado de posibilidad a un convencimiento absoluto. De este modo, las pocas declaraciones literales del presidente que la redactora extrae no son "declaraciones", sino “amenazas”, para que haya un grado progresivo de tensión. Igualmente, si hubiera violencia por parte de rebeldes en Venezuela, Ludmila ya prevee que Chávez tendrá que “reprimir las protestas”.
Para argumentar este determinismo absolutista, Ludmila no ofrece ninguna fuente, contexto, espacio político-social-simbólico. Vincula la guerra en Libia con la política defensiva de Venezuela. Solo su reinterpretación (y el "re" sobre, ya que ha inventado al gusto) de las reformas legislativas en Venezuela, y alguna declaración suelta del presidente, le sirven para justificar todo este constructo de expectativas.
En este sentido, subsume tanto a Venezuela como a Libia a una misma esfera pública de prejuicios, instrumentaliza y reifica con recursos como la liturgia política de Chávez (que yo siempre considero imprudente y caprichosa, y creo que decir esto ayudará a situar al lector sobre mi perspectiva ideológica), o esa institucionalización de la visión negativa del rebelde, la revolución, siempre y cuando sea de izquierdas, claro.
En esa superestructura ideológica impuesta funciona la veterana periodista. Pero la telaraña de Internet es, como siempre, una trampa para este tipo de moscas, pues, como diría Gabriel García Márquez, «la ética debe acompañar al periodismo como el zumbido al moscardón».
Si uno repasa a los maestros del análisis del discurso periodístico, puede aprender mucho sobre las sutilidades de los medios de comunicación, los elementos paratextuales, los deícticos que "hacen hacer" e influyen en la visión del lector... Pero todo eso parece lejano y obsoleto. En el periodismo de los grandes grupos actuales prima lo burdo y soez.
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Pido disculpas a título personal y en nombre de Tercera Información, en una última revisión antes de publicar este texto, por haber utilizado fuentes tan ambiguas e imprudentes como las publicaciones en blogs. Pero animo al mismo tiempo a reflexionar a todo el mundo sobre la credibilidad (que a veces, como sucede con ABC, puede intuirse con extrema facilidad) de los medios oficiales como herramientas para legitimar decisiones políticas que atentan contra la sociedad. En Tercera Información llevamos demasiado tiempo luchando contra este cerco mediático, y a veces reconocemos dificultades a la hora de innovar, cuando los grupos mediáticos poderosos repiten obsesivamente el mismo mensaje. Es por ese carácter machacón, entre otras cosas, por lo que creemos en la debilidad de esa estructura.
Suscribo, asimismo que debemos luchar entre todos por mantener una Opinión Pública Internacional (como he comentado en otros textos) alejada de intereses particulares... Y si la blogsfera es un fiel reflejo de ello, utilicémosla como fuente, aunque ello suponga una lucha contra nuestros prejuicios y nuestra pereza. De casualidad, documentándome contra Ludmila, he encontrado al propio Chávez (vídeo al final de este texto) hablando de opinión pública mundial.
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