Por Gino González
Para
finales de la década de los 80 ingresar a las principales universidades
públicas venezolanas era extremadamente difícil para los pobres. Tan
cierto que para poder cubrir la alta demanda de cupo, El Comandante
Chávez tendría que inventar la misión Sucre, fundar la
Universidad Bolivariana y extender la UNEFA más allá de los recintos
militares hacia la población civil. Allí es donde están los estudiantes
del pueblo, los que no contaron con los recursos suficientes ni con las
conexiones con las mafias y personeros dirigentes para ingresar a las
universidades “autónomas”.
El
filtro y la barrera impuesta llegaron a tal magnitud que ya ni a través
de los comités de estudiantes sin cupo podías lograrlo. Bachilleres sin
cupo deambulaban por los pasillos haciendo vida, mudados prácticamente a
las universidades aferrados a su esperanza, pagando residencia,
entrando como oyentes a las aulas. Había carreras como derecho y
medicina donde se esperaba años y años y al final nada. Había que hacer
las miles peripecias o disponer de una alta suma de dinero para
conseguirlo. El cupo empezaba a convertirse en un tremendo negocio para
Centros de Estudiantes y autoridades y empleados universitarios. Ya hoy
el cupo para esas universidades es un descarado y perverso negocio por
todos conocidos. Bueno, las instituciones tienen esa maña capitalista de
convertirse en lucrativas empresas.
Esa
es una verdad irrefutable. Ni hablar de las universidades privadas, el
alto costo de las mismas era imposible que lo pudiesen pagar las
mayorías empobrecidas, incluso cuando alguna familia clase media optaba
por pagar los estudios a alguno de los hijos en ellas, resignados a no
poder acceder jamás a las otras, lo hacían con titanes sacrificios para
la subsistencia económica.
Más
claro no canta un gallo, es lógico que en esas universidades y que
“autónomas” terminara estando conformada y controlada por una élite que
bajo el “remoquete” de “movimiento estudiantil” hoy ejerza protestas
criminales y extremas bajo argumentos superficiales. Digo extremas
porque cuándo en mis tiempos usted le llegaba a la chiva a un guardia
nacional a batuquearle el escudo y a mentarle la madre sin que no
saliera morado a plan o molido a palos.
Es
más eso de movimiento estudiantil hay que revisarlo, a costa del
sacrificio histórico de revolucionarios de la talla de Noel Rodríguez
hoy tan sólo se le exprime el jugo a la credibilidad que alguna vez tuvo
la lucha estudiantil para sacarle provecho político en acciones donde
lo menos que hay son estudiantes sino mercenarios infiltrados de crueles
intenciones.
Eso
de “movimiento estudiantil” es una mampara aprovechada por morbosos
sectores extremistas hoy transfigurados en vulgares y horrendos
terroristas, los cuales tienen gran experiencia en la manipulación y el
engaño de adolescentes para utilizarlos según sus intereses
conspirativos. Mucho sabe de traiciones y de esa mierda Bandera Roja,
hoy más especializada mediante su alianza jalabola con sus amos
imperialistas para asimilar sus fórmulas asesinas.
Por más que trato no puedo / desenrollar ese nudo / de que necesiten más / los que tuvieron estudio…
Por
más argumentos que usé no pude convencer a un estudiante universitario
en una oportunidad de que él no tenía por qué obtener mayores beneficios
sociales que un conuquero, un obrero o una trabajadora doméstica.
“Usted está loco profesor y entonces uno para qué coño estudia, pues”,
me decía. Vale decir que este muchacho no era burgués y que incluso es
chavista.
Ese
es otro elemento a tomar en cuenta en eso de “movimiento estudiantil”,
ser joven o estudiante, o escuchar canciones de Alí Primera no te
convierte en sí mismo en revolucionario, ni escuchar o tocar música
clásica en “decente”, dijera Roberto Duque. Ser joven por el contrario
te inserta más fácilmente en el entramado alienante del pensamiento
capitalista. Si estudiamos por hambre y protestamos por hambre y por
hambre quisimos tumbar gobierno aquella vez, hoy por avaricia y con
altos niveles de ignorancia “a esta hora exactamente” juventudes de
clase media, rasguñando desesperadamente hacia arriba, protestan por su
derecho a tener esclavos, mostrando sus manitas blancas con las uñas
repletas de excremento yanqui.
Es
necesario que comprenda eso la juventud y más aún la chavista y mucho
más aún los estudiantes, debido a lo más cercano que están a esos
conceptos burgueses, en cuanto a que los profesionales, debido a sus
“esfuerzos” y que porque “se quemaron las pestañas estudiando” han de
pertenecer a una jerarquía superior y denigrar del resto del trabajo por
el cual sería imposible la existencia de ellos mismos.
Piense
en un momento en un país sin nadie que cocine, sin albañiles, sin
conuqueros…más aún en un tiempo donde se ha vendido la fantasía de que
el dinero se come y to el mundo lo que piensa es en comprar o vender.
El
trabajo productivo de diferente índole es lo que sostiene a un país,
ninguno puede coexistir sin el otro, por tanto obvio es que todas y
todos reciban los beneficios sociales que como gente requieren. Claro,
hay un trabajo guarimbero perjudicial como esas protestas criminales,
pero trabajo guarimbero también es un abogado ladrón, un médico
insensible, un empresario del campo que envenena la tierra o la
pornográfica fábrica de infantiles golosinas tóxicas.
Cuando
la estudiantinos sientan y comprendan que ser profesional no es una
condición para ser más gente que aquel que recoge la basura, será
realmente un estudiante, pues estudiará por el conocimiento y no por
pretensiones jerárquicas y para sentir eso hay que amar a un país y un
país no es na más un pedazo de tierra.
Yo
por lo menos no necesito esclavos, total en una patria amorosa, el
renco siempre encontrará quien realice las actividades que él, por su
discapacidad no puede hacer, y aportar donde pueda.
¿Leyeron
hasta el final? ¿Qué más?…eso como que es lo que quería decir, bueno,
vamos a ver pues, si nos decimos la verdad y dejamos de estar haciendo
tanto el papel de pendejos.
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