“La Universidad Bolivariana, es motor, es vanguardia, es caballo, es lanza, es bandera, de un nuevo modelo educativo de liberación. Ustedes son actores fundamentales de esa vanguardia, siéntanse orgullosos mujeres y hombres”

Fragmentos del discurso del Presidente Hugo Chávez, Caracas, 08/11/2003, en el marco de la inauguración de la sede UBV Zulia.

martes, 4 de agosto de 2020

Apuntes de lectura

Sobre el texto de Ana L. Rivoir

ASPECTOS SOCIOLÓGICOS DE LA DEL CONOCIMIENTO


Por

José Javier León


Leer a contrapelo el texto de Ana L. Rivoir ofrece una perspectiva interesante para interpretar el concepto de Universidad Bolivariana de Venezuela. Si lo sometemos a las categorías de la modernidad, creo que nos permitirá comprender los límites o alcances de nuestro proyecto e inscribirlo en una perspectiva contrahegemónica.

Por ejemplo, cuando Giddens "postula tres condiciones independientes que explican la radicalidad de la modernidad, su excepcionalidad y velocidad" (p. 29), cita tres aspectos, el "Distanciación espacio-temporal con la emergencia de un tiempo uniforme, abstracto y universal, el "El desanclaje de las relaciones sociales de sus contextos locales" y el "aumento de la reflexividad". 

¿Cómo responde la UBV a estos supuestos de la modernidad? Rechazando el tiempo uniforme, abstracto y universal y proponiendo prácticas de docencia e investigación concretas, en tiempo-espacios dependientes de y articulados a sujetos específicos, localizados, territorializados. Esto supone, al contrario de un desanclaje, un anclaje de las relaciones sociales en contextos locales. Y esto se logra, sí, aumentando la reflexividad, de acuerdo a esa espiral que conocemos de acción-reflexión que forma parte de la educación transformadora.

Como vemos, el ejercicio aporta una lectura de la UBV a contrapelo, insisto, de la visión teórica hegemónica impuesta por la modernidad y que muy al contrario, nos entronca con presupuestos teóricos amerindios, andinos, nuestroamericanos, propio de tradiciones campesinas, afro e indígenas, que nos otorga(n) nuestra identidad, nuestra manera de ser y hacer.

El desanclaje de Giddens abre el camino -siguiendo la organización del texto- a la comprensión de la "globalización" que tiene como apunta Rivoir -comentando a Ulrich Beck- "muchas dimensiones desterritorializadas" (p. 30). Según este, en el mundo globalizado hay un socavamiento del Estado Nacional que lleva a hacer sucumbir "el modelo de primera modernidad basado en una identidad común (pueblo)". A lo que nuestro proyecto de educación bolivariana y robinsoniana responde con prácticas basadas en la identidad del pueblo y por ende, con diversas estrategias que buscan fortalecer nuestra identidad como nación. Por eso la predominancia y la fuerza del Estado nacional bolivariano frente a las instancia internacionales creadas por el estado globalizado neoliberal. Según Beck "El Globalismo es la concepción según la cual el mercado mundial desaloja o sustituye al quehacer político", precisamente contra ese globalismo, nuestro país hace frente con instituciones pluridimensionales, si cabe el término, o pluripolares y multilaterales como mejor las conocemos, que buscan hacer política en un mundo ciertamente despolitizado o dominado por el "mercado".

Al respecto de la "sociedad en red" de Castells, Venezuela ha respondido de diversas maneras. Primero, con políticas de inclusión y democratización de las conexiones por internet y lo que se llama telefonía inteligente, avances dinamitados por la guerra económica que afectó desde la infraestructura hasta la generación y adquisición de equipos. De modo que podemos afirmar que no es exactamente una tendencia de la modernidad la sociedad en red basada en la tecnología, porque no está en los países que la promueven o propugnan que los países gocen "liberalmente" de esos bienes culturales de la humanidad, sino precisamente lo contrario: persiguen controlar los flujos y las conexiones con evidente sesgo y desequilibrio geopolítico. La guerra híbrida, que es una guerra total y multifactorial, tiene un objetivo: la desconexión, la incomunicación, la destrucción de la infraestructura comunicacional, con todos los problemas que eso acarrea, máxime en un modelo de sociedad y de humanidad que precisa de la comunicación y la información para la transformación.

Podemos concluir al respecto, que la sociedad en red de la que habla Castells como un hecho o tendencia consumada es en verdad una estrategia de la globalización neoliberal que busca imponer un modelo de sociedad hegemónico basado en el control de los flujos, las conexiones y las redes, y que toda política soberana e independiente, nacional, territorial y local, contraviene el plan de la red global y su discurso único. Este plan afirma y se sostiene sobre la idea de que las TICs son imprescindibles para lograr el "cambio social" que exige la nueva "sociedad en red", una sociedad que mantiene como ya hemos dicho la desigualdad y la exclusión, y que supone la consolidación de una economía global que por lo que llevamos visto globaliza el saqueo y la explotación y busca imponer por la vía de hecho, la financiarización, lo inorgánico, la especulación y la economía de casino, contra la resistencia de bloques económicos emergentes que proponen la economía basada en el trabajo y la producción, el intercambio de bienes, la cooperación, la solidaridad, valores considerados demodé frente a la retórica del Consenso de Washington.

Por otro lado, cuando Rivoir comenta lo dicho por Castells sobre "La debacle del Estado Nacional soberano como consecuencia de las redes globales de la economía, la comunicación, la información y el conocimiento" (p. 32) es más o menos evidente que se trata de una retórica crítica de la sociología al servicio de la imposición del neoliberalismo. O sea, Castells no es sino parte del tinglado de pensadores que crean en las ideas las condiciones de existencia académica de ese nuevo orden económico basado en TICs controladas por los factores geopolíticos que buscan imponerse sobre la destrucción de los estados nación, vale decir, de los pueblos. Da por hecho el teórico lo que los mercados buscan imponer por la vía de la fuerza, con sanciones, bloqueos, asfixias, invasiones, saqueos, pillaje avalado y sancionado por los organismos internacionales que responde exclusivamente a los intereses de las Corporaciones.

Lo mismo cuando habla de "escala planetaria", o de "un hipertexto electrónico interactivo que se vuelve el marco de referencia común". ¿A escala de qué planeta, cuál referencia común? "La exclusión digital está asociada a factores como el ingreso, la escolaridad, la localización geográfica y la edad, de modo que cabe esperar que se haga mayor entre grupos económicos y sociodemográficos específicos."1

Bauman, crítico del occidentalismo, se aproxima más a los juicios que he asomado. Es fácil coincidir con él -desde nuestra perspectiva ubevista- cuando afirma que "la ventaja de las comunidades era su proximidad y la facilitación de la comunicación que constituía su fortaleza e identidad. Hoy, lejos de homogeneizar las condición humana, la anulación tecnológica de las distancias del tiempo y el espacio tiende a polarizarla" (p. 33) Es consecuencia de la modernización la creación de "desechos humanos", esto es, los no-consumidores, los que quedan fuera de los circuitos de inclusión que coinciden con los circuitos de conexión.

Ayuda Bauman a comprender el alcance de la crisis que padecemos y que en nuestro caso particular sentimos de manera doméstica a escala de pesadilla: "Todo es instantáneo, efímero, no perdurable, la demora o dilación es un estigma de inferioridad para la gente". (p. 34) Es la impermanencia, lo inestable, lo quebradizo, lo que se diluye o desaparece. Sobre estas bases nada sólido puede construirse, y sabemos que los procesos culturales de transformación reclaman tiempo, paciencia, duración. Entonces, la educación bolivariana va a contracorriente del tiempo y los ritmos de la modernidad; a lo instantáneo y efímero, opone lo que permanece, lo que se arraiga en la memoria y necesita tiempo de maduración personal y colectiva. Tiempos y ritmos definitivamente anti-modernos.

La crítica debe ayudarnos a avanzar en una apropiación de las TICs sobre la base de la diversidad cultural teniendo en cuenta -como ya se observó- la multidimensionalidad de las desigualdades. Ciertamente necesitamos las TICs para la participación social y la producción de conocimiento, sólo que el paradigma se complejiza si introducimos valores anti-modernos (para decirlo de alguna manera): vida comunitaria y comunal arraigada en tradiciones, costumbres y territorios, elementos todos que el capitalismo neoliberal fascista y supremacista -que se reconfigura en las redes- pretende borrar y (geopolíticamente) exterminar.


1. Exclusión digital e internet para todos, por Francisco Adrián García, https://www.animalpolitico.com/blog-invitado/exclusion-digital-e-internet-para-todos/